-Un hombre entra en un bar con una enorme jerga de limpieza sobre sus espaldas. La deja a un costado de una mesa, se sienta y pide un café.
-El mozo, con curiosidad, le pregunta:
Disculpe, señor, pero ¿para qué va a utilizar todo ese trapo?
-El hombre, con cara de cansado, le responde:
No sé. Me la dio un genio que encontré en una botella.
-El mozo empieza a reírse.
¿Un genio en una botella? ¿Y usted piensa que yo le voy a creer eso?
-El hombre extrae entonces una botella del bolsillo del saco y entregándosela al mozo, le dice:
Haga la prueba usted mismo.
-Incrédulo, el mozo frota la botella aparece el genio y enseguida el mozo pide su deseo.
¡Quiero un millón de pesos!, -exclama asombrado el mozo.
-El genio vuelve a esconderse en la botella, y de pronto el bar empieza a llenarse de quesos. Cientos, miles de quesos van apareciendo.
-El mozo se desespera:
¿Pero qué me entendió este genio de mierda? ¡Pesos le dije, no quesos!
-Y el hombre lo mira y le contesta:
¿Vio? El genio cumple, pero es medio sordo. ¿O usted piensa que yo le pedí tener una enorme jerga?
Semillero de mis velados pensamientos, de mis inconciencias y reservadas pasiones. Soy el resultado de ellos, estoy fundado y hecho de ellos, de mis pensamientos, donde intento encontrar remedio a mis males. Plegarias disfrazadas de pensamientos, momentos de mi alma arrodillada sin importar la posición de mi cuerpo.
El genio de la lampara
Ni derechos ni humanos
Pero nada tienen de nuevo las banderas: la voluntad de Dios, la amenaza terrorista y los derechos humanos. Tengo la impresión de que George W Bush no es exactamente el tipo de traductor que Dios elegiría, si tuviera algo que decirnos; y el peligro terrorista resulta cada vez menos convincente como coartada del terrorismo militar. ¿Y los derechos humanos? ¿Seguirán siendo pretextos útiles para quienes los hacen puré?
Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado.
No es por criticar, pero a esta altura me parece evidente que a la declaración le falta mucho más que lo que tiene. Por ejemplo, allí no figura el más elemental de los derechos, el derecho a respirar, que se ha hecho impracticable en este mundo donde los pájaros tosen. Ni figura el derecho a caminar, que ya ha pasado a la categoría de hazaña ahora que sólo quedan dos clases de peatones, los rápidos y los muertos. Y tampoco figura el derecho a la indignación, que es lo menos que la dignidad humana puede exigir cuando se la condena a ser indigna, ni el derecho a luchar por otro mundo posible cuando se ha hecho imposible el mundo tal cual es.
En los 30 artículos de la declaración, la palabra libertad es la que más se repite. La libertad de trabajar, ganar un salario justo y fundar sindicatos, pongamos por caso, está garantizada en el artículo 23. Pero son cada vez más los trabajadores que no tienen, hoy por hoy, ni siquiera la libertad de elegir la salsa con la que serán comidos. Los empleos duran menos que un suspiro, y el miedo obliga a callar y obedecer: salarios más bajos, horarios más largos, y a olvidarse de las vacaciones pagadas, la jubilación y la asistencia social y demás derechos que todos tenemos, según aseguran los artículos 22, 24 y 25. Las instituciones financieras internacionales, las Chicas Superpoderosas del mundo contemporáneo, imponen la "flexibilidad laboral", eufemismo que designa el entierro de dos siglos de conquistas obreras. Y las grandes empresas multinacionales exigen acuerdos "union free", libres de sindicatos, en los países que entre sí compiten ofreciendo mano de obra más sumisa y barata. "Nadie será sometido a esclavitud ni a servidumbre en cualquier forma", advierte el artículo 4. Menos mal.
No figura en la lista el derecho humano a disfrutar de los bienes naturales, tierra, agua, aire, y a defenderlos ante cualquier amenaza. Tampoco figura el suicida derecho al exterminio de la naturaleza, que por cierto ejercitan, y con entusiasmo, los países que se han comprado el planeta y lo están devorando. Los demás países pagan la cuenta. Los años noventa fueron bautizados por las Naciones Unidas con un nombre dictado por el humor negro: Década Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales. Nunca el mundo ha sufrido tantas calamidades, inundaciones, sequías, huracanes, clima enloquecido, en tan poco tiempo. ¿Desastres "naturales"? En un mundo que tiene la costumbre de condenar a las víctimas, la naturaleza tiene la culpa de los crímenes que contra ella se cometen.
"Todos tenemos derecho a transitar libremente", afirma el artículo 13. Entrar, es otra cosa. Las puertas de los países ricos se cierran en las narices de los millones de fugitivos que peregrinan del sur al norte, y del este al oeste, huyendo de los cultivos aniquilados, los ríos envenenados, los bosques arrasados, los precios arruinados, los salarios enanizados. Unos cuantos mueren en el intento, pero otros consiguen colarse por debajo de la puerta. Una vez adentro, en el paraíso prometido, ellos son los menos libres y los menos iguales.
"Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos", dice el artículo 1. Que nacen, puede ser; pero a los pocos minutos se hace el aparte. El artículo 28 establece que "todos tenemos derecho a un justo orden social e internacional". Las mismas Naciones Unidas nos informan, en sus estadísticas, que cuanto más progresa el progreso, menos justo resulta. El reparto de los panes y los peces es mucho más injusto en Estados Unidos o en Gran Bretaña que en Bangladesh o Rwanda. Y en el orden internacional, también los numeritos de las Naciones Unidas revelan que diez personas poseen más riqueza que toda la riqueza que producen 54 países sumados. Las dos terceras partes de la humanidad sobreviven con menos de dos dólares diarios, y la brecha entre los que tienen y los que necesitan se ha triplicado desde que se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Crece la desigualdad, y para salvaguardarla crecen los gastos militares. Obscenas fortunas alimentan la fiebre guerrera y promueven la invención de demonios destinados a justificarla. El artículo 11 nos cuenta que "toda persona es inocente mientras no se pruebe lo contrario". Tal como marchan las cosas, de aquí a poco será culpable de terrorismo toda persona que no camine de rodillas, aunque se pruebe lo contrario.
La economía de guerra multiplica la prosperidad de los prósperos y cumple funciones de intimidación y castigo. Y a la vez irradia sobre el mundo una cultura militar que sacraliza la violencia ejercida contra la gente "diferente", que el racismo reduce a la categoría de subgente. "Nadie podrá ser discriminado por su sexo, raza, religión o cualquier otra condición", advierte el artículo 2, pero las nuevas superproducciones de Hollywood, dictadas por el Pentágono para glorificar las aventuras imperiales, predican un racismo clamoroso que hereda las peores tradiciones del cine. Y no sólo del cine. En estos días, por pura casualidad, cayó en mis manos una revista de las Naciones Unidas de noviembre del 86, edición en inglés del Correo de la Unesco. Allí me enteré de que un antiguo cosmógrafo había escrito que los indígenas de las Américas tenían la piel azul y la cabeza cuadrada. Se llamaba, créase o no, John of Hollywood.
La declaración proclama, la realidad traiciona. "Nadie podrá suprimir ninguno de estos derechos", asegura el artículo 30, pero hay alguien que bien podría comentar: "¿No ve que puedo?". Alguien, o sea: el sistema universal de poder, siempre acompañado por el miedo que difunde y la resignación que impone.
Según el presidente Bush, los enemigos de la humanidad son Irak, Irán y Corea del Norte, principales candidatos para sus próximos ejercicios de tiro al blanco. Supongo que él ha llegado a esa conclusión al cabo de profundas meditaciones, pero su certeza absoluta me parece, por lo menos, digna de duda. Y el derecho a la duda es también un derecho humano, al fin y al cabo, aunque no lo mencione la declaración de las Naciones Unidas.
Ni derechos ni humanos, ni más ni menos que, injusticias inhumanas.
Seamos lo suficientemente locos...
Seamos lo suficientemente maduros como para saber que podemos ser compatriotas y contemporáneos de todos los que tienen una voluntad de belleza y una voluntad de justicia, sin importar dónde nacieron ni dónde se encuentran, porque no creemos en las fronteras de los mapas ni del tiempo, seamos lo suficientemente tercos como para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena...
Seamos lo suficientemente locos como para ser llamados locos... seamos lo suficientemente inteligentes como para ser desobedientes cuando recibimos órdenes contradictorias a nuestra conciencia o contra el sentido común.
Eduardo Galeano
Mundial 2006, Nazis y Xenófobos
No debe existir un manifiesto más antisemita y racista que el libro "Mi lucha" escrito por el dictador Adolf Hitler entre 1924 y 1926.
En él pueden leerse pavorosas y solapadas invitaciones a la discriminación y el crimen como:
"Aquel que física y mentalmente no es sano, no debe, no puede perpetuar sus males en el cuerpo de su hijo. Enorme es el trabajo educativo que pesa sobre el Estado racista en este orden, pero su obra aparecerá un día como un hecho más grandioso que la más gloriosa de las guerras de esta nuestra época burguesa. El Estado tiene que persuadir al individuo, por medio de la educación, de que estar enfermo y endeble no es una afrenta, sino simplemente una desgracia digna de compasión; pero que es un crimen y por consiguiente, una afrenta, infamar por propio egoísmo esa desgracia, trasmitiéndola a seres inocentes.
El Estado deberá obrar prescindiendo de la comprensión o incomprensión, de la popularidad o impopularidad que provoque su modo de proceder en este sentido.
Apoyada en el Estado, la ideología racista logrará, a la postre, el advenimiento de una época mejor, en la cual los hombres, no se preocuparán más que de la selección de perros, caballos y gatos, sino de levantar el nivel racial del hombre mismo; una época en la cual unos, reconociendo su desgracia, renuncien silenciosamente, en tanto que los otros den gozosos su tributo a la descendencia".
También es evidente el innegable desprecio hacia otros hombres por su sólo origen racial:
"Repugnante me era el conglomerado de razas reunidas en la capital de la monarquía austriaca; repugnante esa promiscuidad de checos, polacos, húngaros, rutenos, servios, croatas, etc. y, en medio de todos ellos, a manera de eterno bacilo disociador de la humanidad, el judío y siempre el judío".
Y, por supuesto, centenares de menciones humillantes e injuriosas a todo aquello vinculado a los judíos.
Desde lo sarcástico:
"Me sería difícil, sino imposible, precisar en qué época de mi vida la palabra judío fue para mí por primera vez motivo de reflexiones. En el hogar paterno, cuando aún vivía mi padre, no recuerdo siguiera haberla oído. Creo que el anciano habría visto un signo de retroceso cultural en la sola acentuada pronunciación de aquel vocablo".
Hasta lo letal:
"Había llegado el momento de arremeter contra toda la fraudulenta comunidad de estos judíos envenenadores del pueblo. El deber de un gobierno celoso de su misión, hubiera sido – al ver que el obrero alemán se sentía reincorporado a la nacionalidad – acabar despiadadamente con los agitadores que minaban la estabilidad de la nación".
"El antípoda del ario es el judío".
Desgraciadamente, 80 años después, estos funestos principios, causa de discriminación, tortura y muerte de millones de seres humanos, siguen teniendo seguidores en el mundo. Hasta en el llamado "primer mundo".
A pocas semanas del inicio del mundial de fútbol de Alemania, nos enteramos sobre la preocupación de las autoridades anfitrionas respecto de recurrentes episodios racistas, mencionados someramente en el pasado por los medios, pero que a esta altura muestran un odio enfermizo que no puede ocultarse.
Los neonazis, no sólo de Alemania, sino también de Inglaterra, Holanda y otros países europeos se congregaron personalmente en la ciudad de Braunau, cuna de Hitler, y por la Internet, para acordar sus acciones durante el mundial.
Pero no es algo nuevo. En todo caso se trata de algo desatendido hasta la fecha.
En Italia los hinchas de la Lazio cuelgan banderas con la esvástica y en España algunas tribunas vivan a Hitler.
El antisemitismo o, para mejor decir, la judeo-fobia, es una herencia nefasta que demuestra la falta de racionalidad que impera en este mundo; la triste necesidad de muchos de justificar su propia ineficacia encontrando en los judíos al chivo expiatorio que explica su falta de capacidad.
Tan acotada es la inteligencia de estos neonazis xenófobos que para el caso de la selección alemana critican la incorporación del hijo de nigerianos nacido en Hamburgo en 1979, Patrick Owomoyela. Ser negro no está bien visto.
Lo pueden afirmar Eto’o y Asamoah por ejemplo.
El desprecio por los extranjeros está presente en el fútbol europeo.
Algunos de sus hinchas (por suerte una minoría – como no podía ser de otra manera) no advierte que es su propia falta de talento futbolístico el que arrastra a los clubes hacia la compra de jugadores de otros continentes.
Son síntomas preocupantes.
Acontecimientos anticipados en los reiterados ataques a comunidades extranjeras en distintas comunidades de Europa que se publicaron hace algunos meses hacia atrás.
Es habitual observar en la población blanca de la América Latina un injustificable trato despectivo hacia los pobladores nativos de Bolivia o del Perú. Suelen ser calificados de "bolitas", algo equivalente a "negros" en su acepción más despectiva. Nos referimos a esta despreciable actitud como una irrefutable muestra de incivilidad o barbarie.
Por lo visto, la cultura europea que tanto solemos admirar, no supera a la nuestra.
Es tal la falta de sensatez en este mundo, que es necesario que el Centro Simón Wiesenthal advierta a la FIFA para que impida la asistencia de Mahmoud Ahmadinejad, el presidente de Irán, al próximo mundial quien con su presencia y como frecuente instigador de la destrucción de Israel, no haría otra cosa que ser un elemento que eche más leña al fuego neo nazi.
Quiera DIOS y también quiera y haga la silenciosa mayoría de habitantes del mundo que prefieren la convivencia en paz, que el Mundial de Alemania sea una verdadera fiesta deportiva y una muestra masiva e inolvidable de repudio hacia toda forma de segregación y odio.
Algún día llegará el momento de la sensatez; Cuando las mayorías no nazis, no xenófobas, tomen el timón del mundo y le hagan saber a esas minorías intolerantes que vamos a construir un mundo para todos, un planeta Tierra con Verdad y Justicia.
Verdad y Justicia el único camino hacia la supervivencia.
Los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz. (Juan Pablo II)
La expresión escrita
La literatura, el principal instrumento de cultura.
Comparto un texto de Camilo Valverde Mudarra, Lic. En Filología Románica Catedrático de Lengua y Literatura Españolas, Diplomado en Ciencias Bíblicas y poeta. Esto lo único que a logrado es hacer evidente mi posible pobreza mental, sin embargo, esto también me anima a continuar aprendiendo, algo para lo que me encuentro siempre muy bien dispuesto. No pretendo ser escritor, mucho menos artista poeta pero siempre será importante mejorar o crear un hábito de expresión claro y ordenado. Dejo lo siguiente a tu amable consideración, complácete o flagélate…
Todo el mundo se expresa en su lengua materna. Con más o menos corrección, cualquier hablante sabe hablar lo justo para entenderse con su entorno y puede, mediante las tres funciones principales del lenguaje, comunicar su pensamiento: Ha comido en casa, es la función enunciativa, en que el hablante sólo indica la realidad objetiva, hechos o sucesos del mundo exterior; ¡Tengo gran tristeza!, la expresiva, en la que se manifiesta la realidad subjetiva, acontecimientos o sentimientos del propio hablante, producto de su mundo interior; y, Ven temprano, la conativa, por la que conmina y obliga a actuar al interlocutor. Se cometen frecuentes incorrecciones al hablar; y, sin apreciarlo, normalmente se usa un léxico muy reducido, a veces se cortan las frases y no se llegan a terminar; estas deficiencias se suplen con los gestos, la expresión del rostro, el tono de la voz, la situación en que se habla, que facilitan la comprensión. Sin embargo, la expresión escrita no es tan fácil, exige un mayor esfuerzo; al escribir, solamente se emplean medios lingüísticos, lo que obliga a recurrir exclusivamente a los conocimientos del idioma y a aplicarlos con corrección. La lengua es el medio de manifestar el pensamiento, por ello, escribir bien es un indicio de la mente sana y recta, del pensar bien; y, viceversa, un mal escrito es seña evidente de la pobreza mental del autor; una sencilla línea es suficiente para hacer el diagnóstico intelectual del que escribe.
El escribir bien no quiere decir ser un excelente escritor ni reputado artista, sino llegar a alcanzar con el ejercicio y práctica del idioma, una capacidad mental superior y un hábito de expresión claro y ordenado de los conceptos; muchos escritos cobran su belleza de la claridad y el orden, que, por otra parte, son los supuestos mínimos exigibles en una buena expresión; pues, en el ámbito lingüístico, dos rasgos inexcusables, propiedad y corrección han de estar presentes en toda manifestación escrita. La primera consiste en el empleo de las palabras adecuadas, con precisión; y la corrección, en construir las oraciones de acuerdo con las normas gramaticales de la lengua.
Escribir aceptablemente resulta difícil. Fray Luís de León, en el s. XVI, decía, que el bien escribir "no es común, sino negocio de particular juicio, así en lo que se dice, como en la manera como se dice". Ciertamente, es difícil, aunque no inasequible, se puede lograr un nivel aceptable. Pero no se aprende a escribir espontáneamente; la capacidad expresiva, en gran parte, es un don recibido gratuitamente: resulta de un esfuerzo consciente, de un entrenamiento que, en realidad, no acaba nunca.
Un escrito consta de dos partes: el contenido y la forma, es lo que se dice, y cómo se dice; las dos con su importancia; es imposible separar el pensamiento de la expresión. Pensamos, observamos, comprendemos el mundo por medio del lenguaje. Este es el instrumento que nos permite entender las cosas y no podemos disociarlo de ellas. Lo que no se expresa bien, responde a lo mal pensado; la mala expresión proviene de la deficiente comprensión, de la confusión, del corto saber y escasa cultura. Y, ciertamente, no es un requisito reservado e imprescindible sólo para el literato, del que esté excluido el científico. Ya Condillac decía que "las ciencias no son sino lenguajes bien construidos"; son gramáticas de especialización con su léxico y sus reglas de expresión.
El acto de escribir consiste en organizar de forma adecuada y conveniente la expresión de un contenido mental que se ha de comunicar. Puesto que escribir bien es resultado de pensar bien, no existen caminos especiales en su aprendizaje. Todo escrito viene a reflejar la sensibilidad, la cultura, la capacidad mental y otras muchas cualidades del autor. Por eso, mientras el intelecto se va cargando de conocimientos y se enriquece con el estudio, la observación, la reflexión, la lectura, la experiencia... el posible escritor está aprendiendo. Una mente pobre únicamente llegará a realizar escritos pobres. Esta es la razón, por la que los planes de estudio, en los países de mayor nivel cultural, se concede un rango de máxima importancia al aprendizaje y asimilación de las matemáticas, de las lenguas clásicas y de la lengua nacional; su valor relevante reside en que estas materias vertebran el espíritu lógico, constituyen el sustrato imprescindible para asentarse otros saberes y proveen de capacidad y agilidad mental. Para escribir bien, es necesario dotarse del empleo correcto y amplio del código lingüístico: de las palabras y de .las construcciones sintácticas permisibles. Con lo que se atenderá una de las partes fundamentales de la Retórica, llamada elocución. Después se añade la invención y disposición respectivamente, esto es, hay que decir algo y presentarlo en un orden adecuado. La invención es el arte de "hacer venir" las ideas, extraer del recuerdo y de la experiencia, ideas útiles para la composición. La disposición u ordenación de las partes de un texto resultará también de la capacidad lógica del que escribe, que impondrá un orden de acuerdo con su intención al escribir -exponer, narrar, describir o argumentar-, su punto de vista y los efectos a conseguir. Sin embargo, todo aquello que se desee expresar por escrito, admite varios planteamientos y distintas soluciones posibles; por ello, el estudio de los modelos apropiados, predispone la inteligencia para encontrar los cauces exigibles.
La atención reflexiva de los escritos de calidad y la frecuente lectura de buenos libros beneficia el ejercicio intelectual y la adquisición de hábitos de observación y discernimiento y, al tiempo, inducen a conocer el idioma y a desarrollar la propia capacidad de expresión. Las obras literarias enriquecen el conocimiento del mundo y de la humanidad, depuran la sensibilidad, distinguiendo entre la justicia e injusticia, entre el bien y el mal, perfeccionan el sentido moral del lector y, evidentemente, proyectan en el alma un íntimo goce al espíritu.
La Literatura, en definitiva, viene a ser el principal instrumento de cultura.
Desvelo
Apagas la radio,
Reniegas del suceso...
Total, en casa todos duermen,
Seguros,
En colchones recién comprados.
Sumergido
en tus píldoras para el insomnio
Intentas desconectar del mundo,
Das mil vueltas a la almohada,
Culpas al calor,
Y a los insectos,
Pero el eco del Apocalipsis te sigue acosando.
Si quieres detener tanta inmundicia
Debes comenzar hoy,
Ahora, desde adentro.
No aguardes a que un gran líder anuncie sus memorias,
O escupa una arenga para elevar tus ilusiones.
No esperes otro día...
Piensa en si hace un rato arropaste a tu hijo,
Si has besado a tu esposa antes de subirte a la cama
Recuerda aquella tarde
En que colocaste una flor en sus cabellos...
¡Eran tan jóvenes!
¿Fue aquella la última vez que contemplaste el cielo?
Porque si no comienzas hoy, ahora,
En medio de esta noche de desvelo.
Desde lo más hondo de ti
A gritar que has tenido ya bastante
Y dejas que tu grito rompa las barreras del sonido
Hasta quedar sin voz, y aún así sigas gritando.
Es posible que mañana cuando estalle el día
El oscuro jinete haya alcanzado ya tu puerta
Y al abrirla encontrarás
Que no existe aquello que dabas por seguro,
Que el beso que no diste quedó atrapado en tus labios,
Para siempre sellados.
Que encima de ti no ves el firmamento
Y a tus pies no crece
Ni siquiera una flor para adornar la sepultura
De este mundo de dioses disidentes
Que han dejado en nuestras manos
La labor de intentar que haya siempre un mañana.
Marie Rojas Tamayo (Cuba) (15 Mar 2004)
¡Hombres como los de antes!
“Ya no quedan hombres como los d antes...” ¿Cuántas veces habremos leído o escuchado esta frase? Desafortunadamente en la mayoría de las ocasiones esto se refiere a la perdida o disminución de galantería, a la perdida o disminución de respeto a la mujer (si es que antes se le respetaba), a la perdida o disminución de caballerosidad y algunas cosas más. Ya en un momento se toco el tema de los extremos, y aunque en esa ocasión enfocado a otro ámbito, resulta aplicable.
Hasta donde yo se (un saber limitado su ustedes quieren), muchos hombres de los de antes (muchos más que los de hoy) arreglarían la situación con un par de guantazos, aquí mandan mis cojones y a la puta cocina; muchos hombres de los de antes (muchos más que los de hoy) dirían –oye Bartola, aquí te dejo estos tres pesos…– ya se saben lo demás. Eso era, es y sería una animalada indigna de la condición de hombre y me niego a creer y más a admitir que eso también se añore de “los hombres de antes”. Siempre se añorará lo perdido, también se debería agradecer lo ganado.
¿Un hombre de los de antes? Estoy hasta los testículos de ser galante y se obtiene un desprecio y ofensiva disimulación por respuesta; estoy hasta la madre de los cien mil millones de artículos seudo periodísticos en los que se destila la hez y la hiel de lo peor que puede surgir de una mente femenina; estoy (y esto si lo voy a decir tan feo como suena) hasta los putos huevos del acoso y derribo al hombre, de tragar quina por cada loco que maltrata, de que nos metan a todos en el mismo saco, de que se nos asigne todo lo horrible y pútrido de la condición humana a los hombres. Los hay, ¡por supuesto y lamentablemente que los hay!
Yo no voy a cambiar, y continuaré cediendo el asiento aunque me fulminen con la mirada o inclusive se nieguen a tomarlo, me bajaré de la acera para ceder el paso, les retiraré el asiento para que se sienten, les abriré y cerraré puertas, respetaré a las mujeres tal y como me educaron, y si no gusta... (Te ríes de mí porque soy diferente, yo me río de ti porque eres igual a l@s demás).
La virtud es una disposición voluntaria adquirida,
que consiste en un término medio entre dos extremos malos,
el uno por exceso y el otro por defecto.
Una mujer feminista comete el mismo error
que le critica a un hombre machista.
Día del hombre
1. ¿Quién es el único que se atreve a comerse todo lo que le sirvan, sin chistar...? – El abnegado hombre.
2. ¿Quién levanta los pies cuando están haciendo aseo...? – El considerado hombre.
3. ¿Quién es el que va vestido de negro al matrimonio...? – El estúpido hombre.
4. ¿Quién es el que se expone a una laringitis aguda por estar gritando: "Querida, ya llegue" cada vez que llega a la casa...? – El dulce hombre.
5. ¿A quién le toca mirar para el colchón en vez de disfrutar la decoración del techo y aguantarse los gritos en plena oreja...? – Al sacrificado hombre.
6. ¿Quién es el que se expone a una úlcera de la rabia, cuando al llegar a casa no encuentra el aseo hecho, ni la comida caliente, ni los niños cambiados, ni la ropa lavada y planchada, ni la cocina limpia, los recibos de los cubiertos en la mesa y la mujer en rulos...? – El incomprendido hombre.
7. ¿Quién es al que le toca exponerse a que lo roben o apuñalen en un bar de mala muerte y amanecer en un duro andén, cada vez que sale a esas sanas reuniones nocturnas con sus amigos, mientras la otra esta dormidota en la camita bajo techo...? – El desprotegido hombre.
8. ¿Quién es el que a pesar del cansancio y el estrés jamás podrá fingir un orgasmo...? – El sincero hombre.
9. ¿A quién es el que le toca trabajar para pagar el recibo de la luz, porque la desconsiderada de la casa no hace sino planchar, aspirar y lavar...? – Al paganini del hombre.
10. ¿Quién tiene que matar las cucarachas y ratones de la casa porque a la Alteza le da Miedo...? – El valiente hombre.
11. ¿A quién es el que le hacen alboroto cuando llega con colorete en la camisa...? – Al incomprendido hombre... (¿Acaso uno no puede tener un amigo que trabaje de payaso...?)
12. ¿Quién tiene que afeitarse todos los días...? – El pobre hombre... bueno, y la suegra.
13. ¿Quién manda en la casa...? – La suegra, la mujer, los cuñados, la empleada, el perro y hasta la vecina del abrumado hombre.
14. ¿Quiénes tienen que aguantarse las ganas de llorar...? – Nosotros, los machos no lloramos.
15. ¿Quién es el que tiene que gastar considerables sumas de dinero en regalos para el Día de la Madre, Día de la Secretaria, Día de la Amistad, San Valentín, Navidad, Cumpleaños, Aniversarios y demás fiestas inventadas por el hombre para satisfacer a la mujer...? – Adivinen.... sí, ese mismo.
16. ¿Quién nunca lleva la contraria, jamás pide que le repitan una pregunta y se viste en menos de diez minutos...? – El ágil hombre.
17. ¿Quién llega inocente y puro al matrimonio...? – Sin duda alguna, el casto hombre (nadie comete matrimonio con conocimiento de causa).
18. ¿Quiénes están leyendo esto a escondidas para poderse reír, ya que si son sorprendidos se exponen a un severo garrotazo...? – Los cohibidos hombres.
19. ¿Quien tiene que aguantarse las típicas escenitas de: ¡Ya no eres el mismo!, ¡No me vas a salir esta noche con que estas cansado!, ¿En que estas pensando?, ¡Me voy con mi mama!...? - El resignado hombre.
20. ¿A nombre de quién están los recibos de los servicios públicos, la cuenta del teléfono, internet y la escritura de la casa...? – El amermelado del hombre (uno figura pero la que manda es otra).
La lista de razones que ratifican el derecho del hombre a tener un día especial para él (diferente al Día del Trabajo), es infinita.... así que exijo al igual que mis compañeros:
EL DIA INTERNACIONAL DEL HOMBRE
No tengo nada que decir… simplemente soltar el trapo…
Quédate siempre detrás del hombre que dispara
y delante del hombre que está cagando.
Así estás a salvo de las balas y de la mierda.
Mujer moderna
Son las 6:00 hrs. a.m. El despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared. Estoy acabada. No querría tener que ir al trabajo hoy. Quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando, etc. Si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores. Todo, menos salir de la cama, meter primera y poner el cerebro a funcionar.
ME GUSTARÍA SABER QUIÉN FUE LA BRUJA, LA MATRIZ DE LAS FEMINISTAS, QUE TUVO LA INFELIZ IDEA DE REIVINDICAR LOS DERECHOS DE LA MUJER, Y POR QUÉ HIZO ESO CON NOSOTRAS, QUE NACIMOS DESPUÉS DE ELLA.
Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas: ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, enseñándose mutuamente secretos de condimentos, trucos, remedios caseros, leyendo buenos libros de las bibliotecas de sus maridos, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos. La vida era un gran curso de artesanos, medicina alternativa y cocina.
HASTA QUE VINO UNA FULANITA CUALQUIERA, A LA QUE NO LE GUSTABA EL CORPIÑO Y CONTAMINA A VARIAS OTRAS REBELDES INCONSECUENTES CON IDEAS RARAS SOBRE "VAMOS A CONQUISTAR NUESTRO ESPACIO". ¡QUÉ ESPACIO NI QUÉ DIABLOS!!!
Ya teníamos la casa entera, todo el barrio, el mundo, a nuestros pies.
Teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse y para hacerse ver delante de sus amigos.
¿Qué rayos de derechos quiso brindarnos? Ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad, HUYEN DE NOSOTRAS COMO EL DIABLO DE LA CRUZ. Ese chiste, esa gracia, acabó llenándonos de deberes. Y, lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo DE LA SOLTERÍA AGUDA.
Antiguamente los casamientos duraban para siempre. ¿Por qué, díganme por qué, un sexo que tenía todo lo mejor, que sólo necesitaba ser frágil y dejarse guiar por la vida, comenzó a competir con los machos?
MIREN EL TAMAÑO DEL BÍCEPS DE ELLOS Y MIREN EL TAMAÑO DEL NUESTRO. ESTABA CANTADO, ESO NO IBA A TERMINAR BIEN.
No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con tetas y culo duritos, para lo cual tengo que matarme en el gimnasio, además de morir de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas, padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y demás armas para no caer vencida por la vejez, maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo impecable y no atrasarme con las mechas, que las canas son peor que la lepra; elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo. No me falta más tener que decidir qué perfume combina con mi humor, ni tener que salir corriendo para quedarme embotellada en el tránsito y tener que resolver la mitad de las cosas por el móvil, correr el riesgo de ser asaltada, de morir embestida, instalarme todo el día frente al PC trabajando como una esclava (moderna, claro), con un teléfono en el oído y resolviendo problemas uno detrás de otro, para salir con los ojos rojos (por el monitor, claro, para llorar de amor no hay tiempo).
Estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, sin hablar del currículum impecable, lleno de diplomas, doctorados y especialidades.
NOS VOLVIMOS "SÚPER MUJERES"... PERO SEGUIMOS GANANDO MENOS QUE ELLOS.
¿No era mejor, mucho mejor seguir tejiendo en la silla mecedora?
¡¡¡BASTA!!!
Quiero que alguien me abra la puerta para que pueda pasar, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, cartitas con poesías, que me dé serenatas en la ventana. Si nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar. ¿¿Para quééééé había que demostrárselo a ellos?? Ay, Dios mío, son las 6:30 a.m. y tengo que levantarme... ¡Que fría está esta solitaria y grandísima cama! Ahhh... quiero otra vez que mi maridito llegue del trabajo, que se siente en el sofá y me diga: MI AMOR, ¿NO ME TRAERÍAS UN WHISKY POR FAVOR? o... ¿QUÉ HAY DE CENAR?; porque descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera que atragantarme con un sándwich y una coca-cola mientras termino el trabajo que me traje a casa.
¿Pensáis que estoy ironizando? No, mis queridas colegas, inteligentes, realizadas, liberadas...y abandonadas. ESTOY HABLANDO MUY SERIAMENTE. ESTOY ABDICANDO DE MI PUESTO DE MUJER MODERNA.
¿¿ALGUIEN MÁS SE SUMA??
Habrá concordancia y discordancia, por mi parte, mis respetos y felicitaciones para las damitas que por voluntad propia eligen uno u otro lado del tablero y doblemente para quienes han encontrado o están en busca del punto medio.
En mi casa mando yo,
pero mi mujer toma las decisiones.
Sin mucho de que ocuparse
Si gritaras durante 8 años, 7 meses y 6 días, habrías producido suficiente energía para calentar una taza de café. (No parece valer la pena)
Agua va
Y para muchos, algo tan imprescindible como el sexo no puede estar al margen de estos húmedos deseos invocados bajo un sol abrasador. El sexo en el agua es una de las más recurrentes fantasías de las parejas que buscan variedad.
Para un presupuesto apretado, o bien, si se tiene poco tiempo, la regadera siempre resultará una buena opción para el encuentro amoroso. Pocas veces reparamos en el cosquilleo que producen las gotas cayendo sobre la piel, pero esa sensación suele exacerbarse si entramos en la ducha con el ser amado. La temperatura y la fuerza del agua son dos elementos con los que se puede jugar para incrementar el placer. Es un rinconcito ideal cuando la pareja gusta de hacer el amor de pie (por que eso de acostarse está medio difícil).
Aquellos más pudientes o los atrevidos que buscan un cuarto de hotel para esas aventuras acuáticas no negarán que un jacuzzi brinda numerosas ventajas: privacidad a tope, amplio margen de acción y hasta burbujitas. La cantidad de agua revela en los amantes una agilidad que nunca podrían alcanzar en seco, lo que permite intentar posiciones nuevas o más osadas. Y eso del hidromasaje es un gran invento.
Sin embargo, aquí sí habría que tomar dos precauciones principales. Primero, si para acceder al jacuzzi se tiene que alquilar, cuidado con los lugares de medio pelo, pues sabemos que el agua es vida y también lo saben las bacterias y hongos que habitan en ella. Segundo, si se decide usar polvos, soluciones o algún otro producto químico para crear burbujas, lee atentamente las instrucciones, pues la mayoría de ellos advierten que pueden causar irritaciones en el área genital. And last, but not least: si se usa condón, habrá que ponerlo antes de mojarse.
Si se necesita más espacio aún, o bien, si la adrenalina de los lugares públicos es un plus para el encuentro sexual, una alberca es lo tuyo. Aquí la gravedad es relativa y el tamaño del lugar es adecuado, incluso para uno que otro bucito. Para disfrutar plenamente de este escenario, además de las precauciones señaladas en el caso anterior, habrá que tomar en cuenta dos más. El agua de las albercas tiene gran concentración de cloro, el cual puede causar irritación en las mucosas más íntimas, tanto de él como de ella. Un buen tip (que aplica para todos los casos) es que la penetración se realice con bombeos cortos (sin sacar demasiado el pene de la vagina) para procurar introducir la menor cantidad de agua en la cavidad vaginal.
El agua de mar es otro cantar. Entre las cosas más eróticas de hacerlo ahí se encuentra el cadencioso ritmo del oleaje, que casi por sí mismo podría marcar el compás del encuentro. Pero también tiene sus bemoles. La cantidad de sal que contiene puede ser agresiva para los órganos sexuales y convertir el idilio en una pesadilla. Si se sale bien librado de ese inconveniente, hay otra recomendación que no está de más para disfrutar del momento con seguridad: prestar atención a la marea, si no se quiere terminar ahogado, y no precisamente de placer.
En la variedad está el gusto y si se practica el sexo acuático de vez en cuando, se podrá decidir qué opción gusta más.
Rocío Sánchez (periodista especializada en salud sexual)
Tu sirena (camino erótico)
te acordarás de mí por la eternidad.
Promete que en esta playa quedarán gravadas,
las caricias nunca dadas, los besos prohibidos
que jugando aun siendo niños descubrimos.
Discúlpame soñador por ser así,
como el mar,
con sus olas,
soy tan tuya pero no soy de nadie
tu sabes que al final regreso a ti.
La playa siempre será refugio de nuestro amor.
Te dará calor, te dará consuelo.
te dará todo lo que yo no te di.
Pero al fin te terminará hablando siempre de mí
porque nuestra historia no existiría sin esta playa.
No vivirían las sirenas más que en tu imaginación.
Mas sabes que en esta vida,
yo soy tu sirena,
aunque yo contigo no este.
Laura Pellegrino (Ecuador)