El asunto surgió a raíz de que Francisco Kikín Fonseca, junto con otros seleccionados nacionales y ex futbolistas, ha participado en promocionales a favor del candidato de Acción Nacional a la Presidencia, Felipe Calderón. La popularidad del Kikín, junto con el buen desempeño de Osorio en el Mundial y la historia futbolística de Claudio Suárez -sus acompañantes en el spot- hicieron mella en la mente suspicaz de algunos incondicionales de López Obrador, quienes vieron los anuncios como una torva maniobra de la derecha y no se les ocurrió mejor remedio que intentar callarlos. El Kikín como chachalaca.
Es evidente que a AMLO no le gustó el anuncio, porque sintió que lo afectaba, ya que la selección gozaba en ese momento de mucha popularidad. Tras la eliminación del Tri, el tabasqueño encontró la manera de darle la vuelta al asunto, diciendo que los saló Felipe.
Podemos discutir si es de buen gusto o no aprovechar las candilejas en las que estuvieron los futbolistas para obtener réditos políticos. Lo que no podemos discutir es su derecho para expresarse, como cualquier ciudadano.
Hay otro problema. Al menos dos conocidos deportistas, tan "representantes nacionales" como los del Tri, han apoyado públicamente la candidatura de AMLO. Ambos son medallistas olímpicos y uno de ellos ha sido funcionario del GDF: Bernardo Segura y Belem Guerrero. Igual lo ha hecho Eder Sánchez, actual carta fuerte de la marcha mexicana. Varios beisbolistas, tan profesionales como los futbolistas, han hecho explícito su apoyo al abanderado de la Coalición Por el Bien de Todos. Segura, incluso fue candidato del PRD y diputado de ese partido mientras era deportista en activo, y representante nacional en competencias mundiales.
Por su parte, El Púas Olivares, el Ratón Macías, Raúl González y varios luchadores en activo han hecho campaña abierta por Roberto Madrazo. Y el taekwondoin y medallista olímpico Víctor Estrada es, incluso, candidato de Nueva Alianza, y aparece en comerciales.
A uno le queda la duda razonable de que la iniciativa tiene origen y destino en la selección de futbol, por ser la más expuesta a los medios actualmente (hago notar que dentro de seis años serán los olímpicos). Que el malo de la película es el Kikín, y que bajo el argumento de que "México es primero" se les quiere callar porque están con el candidato equivocado. Reflejos estalinistas, pues.
Ahora bien, no sólo los deportistas pueden entrar en este supuesto. También están los artistas y creadores, igualmente profesionales. Creo que nadie puede negar que Chespirito es no sólo un representante, sino un símbolo nacional. Y él también ha hecho campaña por Calderón en la TV. Me pregunto si Luis Mandoki era o no "representante nacional" este año en la entrega del Oscar, y él vaya que ha hecho campaña por "el Sr. López". Y ya encarrerados, podríamos preguntarnos lo mismo acerca de José Luis Cuevas, Vicente Rojo y Elena Poniatowska (bueno, de Elenita mejor no, porque se me van a echar encima).
Obviamente, la Comisión Permanente pondrá en la congeladora el engendro presentado por la diputada Eliana García y no habrá tal "Ley Kikín".
Pero, más allá de sus resultados específicos, el asunto evidencia varias cosas. En primer lugar, que en el entorno de AMLO abunda la gente más pejista que El Peje, dispuesta a interpretar un gesto suyo como una orden perentoria. En segundo, que el resorte autoritario entre ellos está muy vivo, y con ganas de convertirse en ley.
Cuando empezamos a distinguir entre ciudadanos con derecho a opinar y "ciudadanos" sin derecho a hacerlo, estamos cortando un principio básico de la democracia. Más allá de cualquier manipulación mercadotécnica, real o imaginada.
Por eso bien vale parafrasear a Brecht y decir: "Primero callaron a los miembros de la selección, pero como yo no soy futbolista, no dije nada… luego callaron a todos los deportistas, pero como yo no practico deporte, no dije nada… luego callaron a los artistas, pero como yo no soy artista, no dije nada… ahora me callan a mí".
La Crónica - Francisco Báez Rodríguez- Jueves 29 de Junio de 2006