Al cerrase ayer las campañas, los lectores de los dos más influyentes diarios de Estados Unidos —y del mundo globalizado—: The Wall Street Journal y The New York Times, integraron dos versiones complementarias del candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador, quien, tardía y sinuosamente, trató en las últimas horas de enviar mensajes de apaciguamiento tras una campaña de seis años de agresiones a sus enemigos identificados como “los de arriba”.
En el NYT, Enrique Krauze planteó que una presidencia de AMLO conduciría a una forma de izquierdismo latinoamericano hasta ahora desconocido: el populismo mesiánico, con lo cual la primera víctima sería la frágil democracia mexicana.
Mientras el WSJ, en su primera plana, completaba esa imagen mesiánica con una particularidad pavorosa que parece describir a AMLO como un Mesías Armado, no a la manera de la figura del Profeta Armado con la que Isaac Deutcher describió a León Trotsky al mando del Ejército Rojo, sino en la versión lumpen de un poder basado en la fuerza de jefes de pandillas urbanas, como la del “Rey de los bloqueos” (o de los retenes) como se anuncia el espléndido reportaje de John Lyons en el Journal: “King of Roadblocks”.
“Obras para desbloquear un camino en la carrera presidencial”, sigue el “balazo” que enmarca el título del texto: “‘El Grandote’ de México moviliza su ejército de manifestantes en apoyo de López Obrador”.
“En la arena sin controles ni reglas de la política de la ciudad de México, el peso completo es El Grandote”, empieza el reportaje sobre Alejandro López Villanueva, acusado de matar a un juez, y cabeza de una organización de 34 mil familias de militantes invasores que le deben a El Grandote sus casas —y con frecuencia sus empleos— y que se han convertido en sus soldados políticos.
Con sus cuarenta años y su pelo rizado hasta los hombros —continúa el reportaje— El Grandote López Villanueva puede despachar 10 mil manifestantes en dos horas para bloquear cruces de calles y carreteras y “en estos días” —registra el reportero—“ha puesto sus tropas a disposición del candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
¿Cuántos de estos “grandotes” le aseguraron ayer a AMLO un lleno del Zócalo y cuántos dirigirán las operaciones de intimidación en las casillas de la capital, y las protestas en el caso de una derrota de AMLO?
De que el fenómeno AMLO es una regresión en el desarrollo político del país da cuenta el párrafo de Lyons que plantea que los caciques urbanos —los líderes callejeros al estilo de López Villanueva— habían sido una correa de trasmisión de la política mexicana, pero se sugería que su influencia supuestamente se iba a desvanecer en la medida en que maduraba la democracia del país.
Con buen sentido del humor, vuelve Enrique Krauze con su artículo en el NYT para establecer que AMLO tiene modelos más altos a emular que a Hugo Chávez de Venezuela, Evo Morales de Bolivia o Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, que le atribuye la crítica.
Los grandotes de AMLO
Y probablemente para estos días de reflexión Krauze recuerda que en una entrevista de principios de año, el entrevistador (López Dóriga) le preguntó sobre su religión. “Soy católico, fundamentalmente cristiano”, le respondió. “La vida y la obra de Jesús me llenan de pasión. Él, también, fue perseguido en su tiempo, espiado por los poderosos de su era y fue crucificado”.
El entrevistador estaba sorprendido y le preguntó si hablaba de un paralelismo, en el que se funda buena parte de la metáfora del Mesías Tropical o de Mesías Mexicano al que se ha referido tanto Krauze como el mexicanólogo norteamericano George Grayson.
Pero cerradas anoche las campañas, y con datos del seguimiento —que se continúan haciendo sobre la intención de voto— que parecerían indicar un repunte final de Calderón que lo perfila al triunfo en las urnas del domingo, emerge como primer peligro del fin de semana la figura del Mesías, que no admitirá ninguna decisión terrenal de los votantes en su contra. Y del Mesías armado, con decenas de “Grandotes” dispuestos a imponer la voluntad mesiánica sobre la voluntad ciudadana.
Entre los escenarios probables, parece evidente que, con este tipo de agentes en acción, la ciudad de México vivirá momentos de alta tensión desde las primeras horas de la tarde en que los actores interesados conozcan los resultados de las encuestas de salidas, que serán bastante aproximadas, las que se hagan con seriedad, al resultado final.
Una derrota de AMLO —que éste quiera revertir con la movilización de sus clientelas y fanáticos— hará más peligrosa que de costumbre a la ciudad de México en los días que sigan a la elección. Y un eventual triunfo de AMLO podría hacer insoportable la vida en todo el país en los siguientes, incalculables años.
En el NYT, Enrique Krauze planteó que una presidencia de AMLO conduciría a una forma de izquierdismo latinoamericano hasta ahora desconocido: el populismo mesiánico, con lo cual la primera víctima sería la frágil democracia mexicana.
Mientras el WSJ, en su primera plana, completaba esa imagen mesiánica con una particularidad pavorosa que parece describir a AMLO como un Mesías Armado, no a la manera de la figura del Profeta Armado con la que Isaac Deutcher describió a León Trotsky al mando del Ejército Rojo, sino en la versión lumpen de un poder basado en la fuerza de jefes de pandillas urbanas, como la del “Rey de los bloqueos” (o de los retenes) como se anuncia el espléndido reportaje de John Lyons en el Journal: “King of Roadblocks”.
“Obras para desbloquear un camino en la carrera presidencial”, sigue el “balazo” que enmarca el título del texto: “‘El Grandote’ de México moviliza su ejército de manifestantes en apoyo de López Obrador”.
“En la arena sin controles ni reglas de la política de la ciudad de México, el peso completo es El Grandote”, empieza el reportaje sobre Alejandro López Villanueva, acusado de matar a un juez, y cabeza de una organización de 34 mil familias de militantes invasores que le deben a El Grandote sus casas —y con frecuencia sus empleos— y que se han convertido en sus soldados políticos.
Con sus cuarenta años y su pelo rizado hasta los hombros —continúa el reportaje— El Grandote López Villanueva puede despachar 10 mil manifestantes en dos horas para bloquear cruces de calles y carreteras y “en estos días” —registra el reportero—“ha puesto sus tropas a disposición del candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
¿Cuántos de estos “grandotes” le aseguraron ayer a AMLO un lleno del Zócalo y cuántos dirigirán las operaciones de intimidación en las casillas de la capital, y las protestas en el caso de una derrota de AMLO?
De que el fenómeno AMLO es una regresión en el desarrollo político del país da cuenta el párrafo de Lyons que plantea que los caciques urbanos —los líderes callejeros al estilo de López Villanueva— habían sido una correa de trasmisión de la política mexicana, pero se sugería que su influencia supuestamente se iba a desvanecer en la medida en que maduraba la democracia del país.
Con buen sentido del humor, vuelve Enrique Krauze con su artículo en el NYT para establecer que AMLO tiene modelos más altos a emular que a Hugo Chávez de Venezuela, Evo Morales de Bolivia o Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, que le atribuye la crítica.
Los grandotes de AMLO
Y probablemente para estos días de reflexión Krauze recuerda que en una entrevista de principios de año, el entrevistador (López Dóriga) le preguntó sobre su religión. “Soy católico, fundamentalmente cristiano”, le respondió. “La vida y la obra de Jesús me llenan de pasión. Él, también, fue perseguido en su tiempo, espiado por los poderosos de su era y fue crucificado”.
El entrevistador estaba sorprendido y le preguntó si hablaba de un paralelismo, en el que se funda buena parte de la metáfora del Mesías Tropical o de Mesías Mexicano al que se ha referido tanto Krauze como el mexicanólogo norteamericano George Grayson.
Pero cerradas anoche las campañas, y con datos del seguimiento —que se continúan haciendo sobre la intención de voto— que parecerían indicar un repunte final de Calderón que lo perfila al triunfo en las urnas del domingo, emerge como primer peligro del fin de semana la figura del Mesías, que no admitirá ninguna decisión terrenal de los votantes en su contra. Y del Mesías armado, con decenas de “Grandotes” dispuestos a imponer la voluntad mesiánica sobre la voluntad ciudadana.
Entre los escenarios probables, parece evidente que, con este tipo de agentes en acción, la ciudad de México vivirá momentos de alta tensión desde las primeras horas de la tarde en que los actores interesados conozcan los resultados de las encuestas de salidas, que serán bastante aproximadas, las que se hagan con seriedad, al resultado final.
Una derrota de AMLO —que éste quiera revertir con la movilización de sus clientelas y fanáticos— hará más peligrosa que de costumbre a la ciudad de México en los días que sigan a la elección. Y un eventual triunfo de AMLO podría hacer insoportable la vida en todo el país en los siguientes, incalculables años.
La Crónica - José Carreño Carlón - Jueves 29 de Junio de 2006
No hay comentarios.:
Publicar un comentario