-Un hombre entra en un bar con una enorme jerga de limpieza sobre sus espaldas. La deja a un costado de una mesa, se sienta y pide un café.
-El mozo, con curiosidad, le pregunta:
Disculpe, señor, pero ¿para qué va a utilizar todo ese trapo?
-El hombre, con cara de cansado, le responde:
No sé. Me la dio un genio que encontré en una botella.
-El mozo empieza a reírse.
¿Un genio en una botella? ¿Y usted piensa que yo le voy a creer eso?
-El hombre extrae entonces una botella del bolsillo del saco y entregándosela al mozo, le dice:
Haga la prueba usted mismo.
-Incrédulo, el mozo frota la botella aparece el genio y enseguida el mozo pide su deseo.
¡Quiero un millón de pesos!, -exclama asombrado el mozo.
-El genio vuelve a esconderse en la botella, y de pronto el bar empieza a llenarse de quesos. Cientos, miles de quesos van apareciendo.
-El mozo se desespera:
¿Pero qué me entendió este genio de mierda? ¡Pesos le dije, no quesos!
-Y el hombre lo mira y le contesta:
¿Vio? El genio cumple, pero es medio sordo. ¿O usted piensa que yo le pedí tener una enorme jerga?
Semillero de mis velados pensamientos, de mis inconciencias y reservadas pasiones. Soy el resultado de ellos, estoy fundado y hecho de ellos, de mis pensamientos, donde intento encontrar remedio a mis males. Plegarias disfrazadas de pensamientos, momentos de mi alma arrodillada sin importar la posición de mi cuerpo.
El genio de la lampara
Siempre hay que tener cuidado con lo que se pide, así como a quien se le pide…
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
NO pues si, en definitiva hay que poner mucha atención a lo que pedimos, pero mucha mas atencion a quien se lo pedimos ¿no crees?, que me ha gustao pasar por acua.
Muchos Saludos
Hola. Me topé por pura casualidad con tu blog y la verdad me gustó mucho.
Me hiciste recordar que cuando era niña siempre que pedía algo, me traían algo similar, pero nunca lo que realmente quería.
No sólo hay que saber a quién y qué pedir, si no saber el precio de lo que obtendrás, porque con lo exigente que somos, nunca obtenemos lo que realmente queremos, a veces porque quien escucha es medio sordo, porque no es un rico o por qué simplemente algo teníamos que aprender.
Chao.
Publicar un comentario