Prepreprecampaña

Ahora que AMLO se cree Zapata, comparó su Convención Nacional Democrática con el Plan de Ayala. Bien. El Plan de Ayala “desconoce al señor Francisco I. Madero como Presidente de la República, procurándose su derrocamiento”. Y “reconoce como Jefe de la Revolución Libertadora al C. General Pascual Orozco”. La historia, dice Marx, se repite: una vez como tragedia y otra como sainete.

Rebasé los setentas sereno, apacible, al percibir que envejecía sin resentimientos. No contaba con Andrés Manuel López Obrador. Me aguó el final. Estoy flaqueando; de pronto me encuentro lleno de pesares y de enojos.

Sí, estoy enfurecido. No se vale lo que le está haciendo a los pobres, que son, ciertamente, a los primeros que perjudica; ni a las instituciones, a las que está triturando; ni a la democracia, en cuyo nombre promueve toda clase de arbitrariedades. Escucho a personas buenas, de diferentes clases sociales, quejarse con amargura del “fraude electoral”. Eso les vendieron, eso compraron. ¡Imperdonable!: el golpe a la credulidad de tener elecciones confiables es un daño inconmensurable.

Otro damnificado en grado extremo es el PRD, cuya imagen de rijoso y atrabiliario empezaba a quedar en el olvido. De veras no se vale. Menos aún porque en la misma noche del 2 de julio AMLO sabía perfectamente bien que tenía menos votos que Felipe Calderón, pero su sagacidad política, de la que nadie duda —se fortaleció en las tinieblas—, le hacía saber también que lo reducido del margen sumado a su marrullería y malicia connatural le daban para mucho.

Y tomó la decisión de hacernos la vida de cuadritos. Se está dando el lujo de lucir y perfeccionar su capacidad de liderazgo. Nos ha tomado como sus conejillos de indias y hace mediciones acerca de nuestra mansedumbre; quiere saber hasta cuándo tendremos el valor civil de decirle ¡ya basta!, experimentos todos que tienen como horizonte el 2012.

Los demasiados artículos habidos (Zaid dixit) de los demasiados doctos que hay en política no han captado, por eso, por doctos, que no presenciamos el final aterrador de la campaña del 2006, sino el arranque —¡caray!— estrafalario, de la campaña de López Obrador para la siguiente elección presidencial.

Nos va a llevar al límite, vienen nuevas y terribles amenazas, pero a las doce y cinco (ojalá que fuera al cuarto para las doce), de pronto, dirá algo así como ”¿ya se dieron cuenta de quién soy y de mi fuerza, de lo mucho que puedo agitar?; bueno, los perdono, pero nos vemos dentro de seis años”. Y se lo vamos a agradecer.

Sí, aun cuando usted no lo crea, terminará por alzarle la mano a Calderón. Y créalo o no, usted, yo y todos vamos a estar felices. ¡Gracias, AMLO!

Hay más: aunque usted no lo crea, y a tono con lo que recientemente sugirió Rodríguez Zapatero, será una oposición constructiva, coadyuvante, una izquierda moderna y, porque tenemos mala memoria, nos va a conquistar. Es un bonzo sagaz, que sabe en que momento achicar la mecha. Su inmolación tiene límite y como meta, repito, el 2012.

Desde el 2000 nos marca el paso; impone la agenda, que el horario de verano, que los machetes de Atenco, por sólo citar dos ejemplos.

Así las cosas, pues, estamos en los prolegómenos de su próxima campaña presidencial. Hagan sus apuestas. Por el PRD, todo él… Pero Marcelo no se va a dejar; rapidito, se convertirá en su peor enemigo. Es el primer perjudicado con lo que pasa: por segunda ocasión sus posibilidades pudieran diferirse (Salinas-Camacho-Ebrard) y con toda la enorme fuerza y recursos del D.F., de los que ya gozó AMLO para proyectarse (mayorías casi absolutas en delegaciones y en la Asamblea; ambulantaje, taxis piratas… y lo que se acumule), pasa a ser un adversario de peso harto considerable.

Y están Monreal y Cota; y en la parte buena, el joven Cárdenas, que sabe sonreír y es conciliador… Los Cárdenas habrán de ir por la revancha.

En el PAN no hay más carta que la de Josefina Vázquez Mota, ¡pero qué carta!, extraordinaria, de primera. Llegará un momento en que las presidentas sean cada vez más: Chile, Alemania, Hillary…

Sin que ello sea novedad, donde sobran aspirantes es en el PRI, o como ese partido se llame cuando eso suceda: hay un buen grupo de gobernadores, unos ahora muy jóvenes, otros no tanto, que parecen de primera (González Parás, Bours, Peña Nieto, Moreira) y que nada tienen que ver con la cultura y los modos que el 2 de julio dejó bien claro que la gran mayoría repudiamos; y el mismo Jackson, que seguramente aprendió cómo actuar responsablemente para poder ser un candidato respetable por el partido del cual será presidente. Y habrá los hasta ahora independientes, encabezados por Juan Ramón de la Fuente, sin descontar al Doctor Simi, quien eligió esa vía para publicitar sus negocios.

Sí, ¡arrancan, hagan sus apuestas!

Qué, ¿no cree usted que dentro de un rato AMLO se mostrará razonable para que todo eso se dé? Bueno, la verdad es que yo ya tampoco lo creo, y esto, a partir de que en las últimas veces que lo he oído hablar en sus diarias “asambleas” (vaya eufemismo), me ha dado la impresión, dicho sea esto con todo respeto, de que al susodicho se le botó durísimo el chango. Con todo respeto, digo, ¡se volvió loco, Barbarito!

Humberto Murrieta N.

Primera muestra de una auténtica vocación política lo es, en todo tiempo, que un hombre renuncie desde el principio a exigir aquello que es inalcanzable para él.

1 comentario:

Remedios la Bella dijo...

Pos si tiene razon, toda la razon...